05 Febrero
05 Febrero 2010 por FEUSO | Asturias
Estoy saliendo del estado de shock que me produjo oír hablar al Presidente del Gobierno de libertad y tolerancia en los términos que lo hizo en el Desayuno de Oración al que asistió en EEUU.
En ese desayuno dijo: “La libertad es la verdad cívica, la verdad común. Es ella la que nos hace verdaderos, auténticos como personas y como ciudadanos, porque nos permite a cada cual mirar a la cara al destino y buscar la propia verdad.Pero la tolerancia es mucho más que la aceptación del otro: es descubrir, conocer y reconocer al otro”
Pervierte “la verdad os hará libres” (Jn 8, 32) para quedarse con una vacua “la libertad os hará verdaderos”. Pero incluso aceptando su máxima, el argumento se da de bruces con la realidad. Siempre pensé que esa libertad con mayúscula, abstracta, se concretaba en nuestro ordenamiento jurídico en las distintas libertades (libertad de cátedra, libertad de expresión, libertad para educar a los hijos de acuerdo a las convicciones religiosas y morales de los padres…).
Este gobierno que como ningún otro se llena la boca con este valor de la libertad parece tener miedo a que los ciudadanos la ejerzamos. Se impone una asignatura como Educación para la ciudadanía mientras se condena a la asignatura de Religión a morir de inanición. Ausencia de libertad al no poder elegir la primera, ausencia de libertad al elegir la segunda frente a una alternativa surrealista de la que nada se sabe y en la que nada se hace, contraviniendo varias sentencias de los tribunales Supremo y Constitucional.
Ahora proponen un Pacto por la Educación del que tanto las asignaturas de Educación para la ciudadanía y la de Religión se quedan fuera y lo más inquietante, ahora que las encuestas de intención de voto les son adversas proponen un sistema para blindar el ficticio consenso que se pueda alcanzar.
En pos de esa tan cacareada libertad, y teniendo en cuenta que ambas asignaturas tienen contenido de carácter moral, ¿por qué no ofrecen como alternativa a la Religión la asignatura de Educación para la ciudadanía? ¿Qué temen? Déjennos ser libres para que, como usted dice, podamos ser verdaderos. Sencilla solución para un problema que se está perpetuando en el tiempo porque no hay voluntad política para solucionarlo. Esta sería una primera receta que sin duda no le satisfará.
Otro lema que empleó en su discurso fue “el odio nace de la ignorancia y la concordia se construye sobre el conocimiento”. Parece desconocer que sólo las asignaturas de Religión e Historia de las Religiones favorecen el conocimiento y reconocimiento de las otras religiones, de los otros y, utilizando su argumento, favorecen la concordia. ¿Por qué facilitar entonces que los alumnos cursen esa difusa “debida atención educativa” que evita que los alumnos conozcan las distintas manifestaciones religiosas?
Ahí va una segunda receta: supriman la “debida atención educativa” y oferten “Historia de las religiones” como única alternativa a la Religión. De esta manera, la libertad no se vería comprometida y no se contribuiría a crear un perfecto caldo de cultivo para los fundamentalismos.
No demando ningún tipo de trato de favor sino que crea sus propias palabras y las traslade a la práctica cotidiana.
Esta es la verdad y ésta me hace libre.
Antonio Cabeza González
Representante de FEUSO en el Comité de los profesores de Religión de Asturias