Especial 8º Congreso. “El derecho a la educación de todos, a la mejor educación, solo es posible con una financiación pública al alcance de todos”

26 Noviembre

26 Noviembre 2021 por FEUSO | Actualidad

La ceremonia de inauguración del 8º Congreso concluyó con la intervención de Antonio Amate, secretario general de la Federación de Enseñanza de USO. En su discurso glosó el lema del Congreso: “Libres para educar. Educar para ser libres”, resaltando la importancia de la libertad de enseñanza al alcance de todos y el poder ejercer esta libertad en empresas (donde se promueva una experiencia de libertad en todos sus órdenes y manifestaciones), particularmente en lo laboral, y más concretamente, en la consideración justa del trabajo.

Quiero agradecer su presencia a los numerosos invitados institucionales que nos acompañan esta mañana en la inauguración del 8º Congreso Federal que celebramos mediante la modalidad online por la circunstancia excepcional de la pandemia de Covid-19, y que se emite ahora en abierto por la plataforma de YouTube. En especial, quiero agradecer las intervenciones que me han precedido, la de doña Encarna Cuenca, presidenta del Consejo Escolar del Estado, la de don Enrique Ossorio, consejero de Educación de Madrid, y la de la ministra de Educación, doña Pilar Alegría.

Representantes de las organizaciones patronales, Escuelas Católicas, CECE, ACADE, UECOE y ANCEE. Presidentes de las asociaciones de padres CONCAPA y COFAPA. Presidente del CEDDD y representantes de otras instituciones. Compañeras y compañeros de las organizaciones sindicales: FSIE, UGT Servicios Públicos, CC.OO., ANPE y CSI.F y UTCEE.  

El lema del 8º Congreso

Este 8º Congreso tiene como tema central la libertad sobre dos ideas: “Libres para educar, educar para ser libres”. Defendemos el binomio inseparable que estableció el artículo 27 de la Constitución: El derecho a la educación de todos, a la mejor educación, a una educación de calidad al alcance de todos, y ello junto a la libertad de enseñanza, es decir, al derecho a poder recibir esa educación en el centro que prefieran las familias, el que corresponda mejor con sus valores y expectativas y también, que no se nos olvide, al alcance de todos. Esto sólo es posible mediante una financiación pública al alcance de todos, principalmente a través del concierto educativo, pero también mediante fórmulas de ayuda directa a las familias que elijen también la enseñanza privada y que haga posible una verdadera y amplia pluralidad de escuelas en nuestro país, tanto públicas, como concertadas (que forman la red de centros sostenidos con fondos públicos) junto a  las escuelas privadas.

Con este lema queremos ir un poco más lejos, un poco más allá de lo que hemos oído tantas veces y lo hacemos afirmando que queremos ser libres para educar y hacerlo en empresas (tanto de titularidad pública como privada, porque las escuelas son también empresas), donde se promueva una experiencia de libertad en todos sus órdenes y manifestaciones, particularmente en lo laboral, y más concretamente, en la consideración justa del trabajo. Sólo hombres y mujeres que viven y hacen suya esa experiencia de libertad pueden educar y ayudar a otros a ser también libres. 

1. La libertad es un bien muy frágil que hay que conquistar cada día

 Consideramos muy oportuno hablar sobre la libertad en estos momentos, en nuestras actuales circunstancias. Hoy, mañana y siempre es necesario defender la libertad igual que en todas las épocas de la historia. Una libertad que debe ser conquistada para el bien una y otra vez porque la libre adhesión al bien nunca existe simplemente por sí misma. Es una tarea permanente de cada hombre y de cada mujer que viene a este mundo.

Podemos constatar que un progreso sostenido y acumulativo sólo es posible en el orden material. Por ejemplo, en el conocimiento científico técnico hay claramente una continuidad del progreso hacia un dominio cada vez mayor de la naturaleza. En cambio, en el ámbito social, el de la conciencia ética y la decisión moral, que es el sustento de la acción humana, no existe una posibilidad similar de incremento, por el simple hecho de que la libertad del ser humano es siempre nueva y tiene que tomar siempre de nuevo sus decisiones. La libertad presupone que en las decisiones fundamentales, cada persona, cada generación, tenga un nuevo inicio.

Los enemigos de la libertad, que son muchos, siempre han recurrido al mismo argumento para restringirla o anularla: el de la necesidad, por unas razones o por otras, algunas justificables y otras no tanto. Por ejemplo, los jacobinos de la Revolución Francesa, que sentían una compasión abstracta por la humanidad, pero eso no les impedía llevar a la guillotina a todos aquellos que les parecían un obstáculo. Hay una frase de esa época muy ilustrativa: «Por amor a la humanidad, tenemos que ser terribles».

Muchos políticos, muchos expertos y nuestros visionarios del momento viven convencidos de que la realidad depende por completo del poder del hombre que se la inventa y la cuenta (el famoso relato). Todo es objeto del marketing y parece obedecer a sus reglas inmutables. Mover las emociones es algo muy fácil y poderosísimo hoy en día con las herramientas que el poder tiene a su alcance. Pero esto, al fin y al cabo, no deja de ser artificioso, se presta casi siempre a la manipulación interesada, y con mucha más facilidad, conlleva la limitación de los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. 



2. La complementariedad de redes de centros funciona
 

La defensa que la Federación de Enseñanza de USO hace de la complementariedad de las redes educativas pública-concertada-privada, evitando cualquier forma de exclusividad o exclusión entre ellas, es el centro de nuestra política educativa.

Quienes defienden un modelo educativo único para todos, e impuesto mediante el monopolio de la financiación pública, son también, a la larga, los que defienden el modelo único y obligatorio en otras importantes cuestiones sociales, cercenando la pluralidad y las libertades de los ciudadanos, rebajando la participación y la iniciativa social.

La complementariedad de redes educativas, pública, concertada y privada, con sus luces y sombras, funciona razonablemente bien y está perfectamente integrada en nuestra sociedad. Es evidente que tiene margen de mejora, pero es el modelo que mejor se ajusta a nuestro marco constitucional por la experiencia realizada durante todos estos años. Cambiar el modelo no es necesario, perfeccionarlo sí.

La programación de las plazas escolares tiene que contar siempre con la demanda social, con lo que quiere la gente, sin limitarla, condicionarla o incluso coartarla arbitrariamente. Dicha demanda social debe atenderse en igualdad de condiciones para quienes quieren escolarizar a sus hijos en centros públicos o privados concertados.

Nos parece innecesario e injusto cuestionar continuamente el papel de la enseñanza de iniciativa social, considerándola como un modelo subsidiario que se debería limitar allí donde resulta imposible ofrecer educación pública, convirtiendo la red pública en prioritaria, preferente, algo que por la vía de los hechos y dada la tormenta económica y demográfica en la que estamos inmersos, pondrá en peligro la existencia de la educación concertada, y con ella, la libertad de enseñanza en un breve periodo de tiempo.

En un sistema democrático, lo que no cabe es que las Administraciones Educativas se aprovechen de su función de fijar las reglas del juego para imponer su ideología, por mucho que pretenda hacerlo quien ha ganado legítimamente en las urnas. El Estado nunca debe sustituir a los ciudadanos.

La centralidad de las familias en la educación de sus hijos es un elemento "impulsor, de progreso y de modernidad" para nuestro sistema educativo. Las escuelas están al servicio de las familias y así deben concebirse, no al revés; jamás deben doblegarse para quedar reducidas a ser meros instrumentos de cualquier ideología, por seductora y fascinante que parezca. La escuela plural, autónoma, heterogénea, ilustrada e innovadora es la mejor barrera contra las pretensiones de cualquier tiranía, también posible en un régimen político democrático.

3. La financiación de la educación es la prueba del algodón. Obras son amores 

Insistimos en pedir que se cumpla la Ley. Sencillamente eso. Y que de una vez por todas se pueda hablar de financiación de la escuela concertada en profundidad, como determinó ya la LOE de 2006 en su Disposición Adicional 29.  Contamos ya con alguna iniciativa muy interesante como la del Sindic de Cataluña que elaboró un estudio muy serio y completo sobre la estimación del coste de la plaza escolar en Cataluña en julio de 2020. Es urgente que se determinen con claridad las necesidades reales. Que se establezcan unas plantillas suficientes. Que se iguale la oferta de todos los servicios educativos. Que se fijen con claridad los costes del puesto escolar. En definitiva, que se facilite a los centros sostenidos con fondos públicos, a todos, los medios humanos y materiales que necesiten para atender a su alumnado, sin discriminar a nadie por razón de la titularidad del centro que las familias hayan escogido.

La infrafinanciación de la escuela concertada es una política antigua, profundamente antiigualitaria e injusta socialmente que tenemos que superar con urgencia.


4. La LOMLOE y la vuelta al diálogo

La actual LOMLOE contiene aspectos que son inasumibles para nosotros, como por ejemplo la actual redacción del artículo 109, o la del artículo 117, inalterada desde 2006 y donde siempre hemos pedido una evolución en línea con los avances consolidados en la negociación colectiva para clarificar derechos como la Paga Extraordinaria por Antigüedad o introducir otros derechos salariales equivalentes como pueden ser los complementos por formación, o la inclusión del PAS y del personal complementario en el pago delegado.

La tramitación de la LOMLOE ha sido, por desgracia, tormentosa y conflictiva, una vez más. El hecho más destacable de esta reforma de la reforma de la Ley Orgánica de Educación del año 2006 ha sido su tramitación, cómo se ha tramitado. Sin necesidad de recordar los detalles, parecía que se había admitido que, para eliminar el costoso proceso de argumentar sobre un asunto, sobre la fatiga de sostener un debate abierto a la participación, era mejor pasar directamente a las conclusiones. Reunidos los votos necesarios para su aprobación, en paralelo con los de los PGE 2021, todo lo demás fue prescindible. Esto me recuerda un antiguo chiste en el que un juez dice: «Señores, para agilizar el engorroso proceso judicial, pasaremos por alto las pruebas e iremos directamente a la sentencia»

Hoy en día los derechos ya no se suspenden; se dosifican.

En un momento político y social donde radicalizarse resulta tan fácil y rentable, es en el espacio de la moderación, de la continencia ideológica y verbal, de la prudencia y de la sensatez donde podríamos caber muchos, probablemente la mayoría, que han sido siempre las coordenadas más realistas para apostar por el acuerdo y renunciar a cualquier forma de beligerancia. Por ello, agradezco sinceramente las palabras de la ministra esta mañana y en la reunión que tuvimos hace pocos días, Pilar Alegría y su insistencia en retomar el diálogo y de buscar nuevamente puntos de encuentro.

La educación, dada su especial naturaleza, no es un campo donde el objetivo político deba consistir en prevalecer, imponiéndose por la fuerza de los votos de una mayoría que es coyuntural y cambiante, cíclica, sino en comprenderse mutuamente y querer querer, por encima de todo, elegir, optar por la convivencia entre quienes pensamos de forma diferente o incluso opuesta.

El objetivo de cualquier debate, de la argumentación o de la discusión no debe ser la victoria sino el progreso. Esto sólo es posible lograrlo si se consideran equilibradamente las aspiraciones justas y razonables que sustentan y promueven las perspectivas educativas mayoritarias en nuestro país por encima de sus desavenencias e inconvenientes.

Ahora es el momento de poner en práctica esa política constructiva. Sería necesario desandar algunos pasos como ya he comentado antes y, al mismo tiempo, dar otros con decisión y voluntad política para poder construir un nuevo equilibrio dentro de la comunidad educativa y con la comunidad educativa. 

5. La libertad en la empresa. Crear valor-Destruir valor.

Siempre que se habla de libertad en el ámbito educativo, ésta suele circunscribirse a la libertad de enseñanza y más concretamente a la libertad de los padres para la elección de centro. Algunos agentes educativos y sociales que son defensores a capa y espada de esa faceta de la libertad de enseñanza olvidan y omiten que la libertad, como valor ético y como ideal social, es un bien unitario que afecta a todas los aspectos de la vida de las personas y de los centros educativos. Necesitamos fundar una mirada nueva, integral, sobre la defensa de la libertad en la escuela, también deteniéndonos en la calidad de sus procesos internos, los académicos en el ejercicio de la libertad de cátedra y, especialmente, en los laborales.

En los centros privados se comprueba, cada vez más, una preocupante falta de sosiego, de calma y de tranquilidad (que no es en manera alguna molicie o displicencia). Esto es debido a la sobredimensionada labor docente, administrativa y de gestión del profesorado que mecaniza su trabajo y acaba afectando a la calidad del proceso educativo.

La dinámica de los centros educativos exige una intensidad variable en la programación de la actividad, pues además de lo que se puede ordenar previamente en un calendario laboral, existen numerosas circunstancias que alteran con frecuencia la vida de los centros escolares, como pueden ser semanas con numerosas bajas laborales, los periodos de evaluación y atención a las familias o las salidas escolares entre otros.

Si bien medir el dinero que se abona es fácil en cualquier empresa, el tiempo ya no lo es tanto ni tan sencillo, y menos en una empresa educativa, donde la materia fundamental con la que se trabaja es la relación entre el profesor-alumno y con las familias. Este trabajo es muy vocacional y conlleva aceptar una flexibilidad razonable en su organización entre ambas partes, empresario-trabajador, como así ocurre generalmente en la práctica.

Lo que resulta condenable siempre es el abuso laboral, la imposición o la intimidación del empresario fruto de una lectura laxa y egoísta del tiempo de trabajo contratado. Esta es una de las reivindicaciones fundamentales de FEUSO: los periodos y actividades lectivas son necesario definirlos correctamente para que no se multipliquen de forma arbitraria sobrecargando la jornada del profesorado. Reducir la carga lectiva, aunando la financiación necesaria con la correcta organización interna del trabajo en los centros, es un objetivo prioritario.

Exactamente igual sucede con la jornada no lectiva, verdadero “cajón de sastre” que en ocasiones no parece conocer fondo y donde se dan la mayoría de las situaciones injustas a beneficio de inventario para la empresa, si esta no se autolimita en sus exigencias y se impone un control juicioso, pactado con la representación legal de los trabajadores, para que su uso y contabilización incluyan verdaderamente toda la actividad no lectiva que desarrolla el profesorado.

Merece una consideración especial la confusión que puede darse entre el “tiempo voluntario” que la persona trabajadora quiere libremente disponer para el desarrollo de actividades que complementan el proyecto educativo del centro de conformidad con su ideario y la figura del “voluntario forzoso”, cuya libertad se fuerza más allá de lo contratado y lo razonable bajo la amenaza inadmisible que pretende medir con el sacrificio personal la calidad de su adhesión al proyecto de la empresa.

Trabajar el tiempo establecido en el convenio colectivo o contrato, cobrar el salario y cotizar por todas las horas realizadas, parece que son las condiciones mínimas para un trabajo digno en las que todos deberíamos estar de acuerdo. Pues a pesar de la evidencia, basta echar un vistazo a nuestro alrededor para comprobar que trabajar horas por encima de la jornada contratada e incluso legal y sin ser retribuidas, es una realidad en expansión.

Una de las principales fortalezas de la escuela concertada fue siempre la identificación del profesorado con sus centros, con el ideario, con los proyectos educativos, con la calidad laboral, con sus compañeros, con las titularidades. Hoy en día estamos viviendo una transformación progresiva de los colegios en empresas puras y duras, concebidas cada vez más según las tendencias y las estrategias de moda en “las escuelas de negocios y dirección” olvidando la vocación singular de este sector, que es la enseñanza, es la relación profesor-alumno.

El eslabón más débil en la cadena de la relación laboral siempre es el trabajador. USO trabajará siempre por la justicia social. No es necesario priorizar la aprobación de más y más normas, sino vigilar y exigir el cumplimiento de las que ya existen focalizando la acción sindical en tres frentes: la negociación colectiva sectorial, complementaria en sus diferentes ámbitos; el apoyo e impulso del ejercicio de las funciones de los delegados de personal, comités de empresa y secciones sindicales; y la reclamación de los derechos que consideremos vulnerados cuando sea imposible el acuerdo laboral.

Al final y siempre, nuestro juicio particular sobre lo que está sucediendo o vaya a suceder dependerá de dos palabras: equilibrio y límite.

De nuevo gracias a todos por vuestra presencia, y seguimos adelante con nuestro 8º Congreso.

Back to top