La instauración del 28 de abril como Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo tiene su origen en la iniciativa que el año 1996 se tomó de realizar un acto de encendido de velas y de incienso en recuerdo de los trabajadores víctimas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, organizada en Nueva York por la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres. Desde entonces, con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo, la celebración de esta jornada se ha ido consolidando.
Pero fue la Asamblea General de las Naciones Unidas quién proclamó el 28 de abril “Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo”. La celebración de este Día consiste en una campaña anual internacional para promover el trabajo seguro, saludable y decente que culmina el 28 de abril. Desde el año 2003, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) observa el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo haciendo hincapié en la prevención de los accidentes y las enfermedades en el lugar de trabajo.
El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo forma parte integral de la estrategia global de la OIT en materia de seguridad y salud en el trabajo, tal como se establece en las Conclusiones de la Conferencia Internacional del Trabajo de junio de 2003. Uno de los pilares de dicha estrategia son las actividades de movilización: el Día Mundial es una herramienta importante para sensibilizar a la población sobre cómo hacer que el trabajo sea seguro y saludable y sobre la necesidad de darle un mayor peso político a la seguridad y salud en el trabajo, es decir, es una buena ocasión para difundir la importancia de la cultura de la prevención, ya sea en actos o mediante la difusión de consejos básicos para afrontar determinados riegos. El 28 de abril es asimismo la fecha elegida por el movimiento sindical mundial para rendir homenaje a las víctimas de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.Este año, la celebración del Día Mundial viene marcada por la crisis económica, los recortes en la inversión en prevención de riesgos y la presión creciente a la que se ven sometidos día a día los trabajadores y trabajadoras, que tienen que llevar a cabo su trabajo cada vez en peores condiciones.
Aprovechamos esta jornada para recordar la importancia de los Delegados de Prevención y en la necesidad de que trabajadores y trabajadoras tomen un papel activo a la hora de exigir unas adecuadas condiciones de trabajo. Es imprescindible erradicar la siniestralidad y precariedad laboral que todavía hoy sufren trabajadores y trabajadoras.