Gonzalo Menéndez Pelayo, secretario general de FEUSO-Asturias, ha denunciado la situación en la que se encuentra la asignatura de Religión en Bachillerato y su profesorado en los centros públicos de Asturias. Sin pensar para nada en las familias, ni en el profesorado que imparte esta asignatura (al que se condena al paro), la asignatura de Religión en Bachillerato queda marginada a la séptima hora, fuera propiamente del horario escolar.
El profesorado se queja de esta decisión, pues el alumnado prefiere irse a su casa, como el resto de sus compañeros, antes de quedarse una hora más en el Instituto. En su momento, FEUSO denunció esta medida, contraria a los Acuerdos Iglesia y Estado que, además, minusvalora una asignatura que contribuye a la formación en valores del alumnado. En unas declaraciones efectuadas para el periódico La Nueva España, Menéndez Pelayo califica de “hecho heroico” que haya alumnos que sigan eligiendo esta asignatura (11 de noviembre).
Pero el futuro se presenta todavía peor. El curso próximo, el profesorado perderá, según sus cálculos, un 40% de horas, lo que supondrá que el profesorado se reducirá a la mitad. El resto, al paro.
La Consejería no solo no ha hecho nada para que estos trabajadores conserven su puesto de trabajo sino que, en contra de la sentencia del TSJA que advertía de la discriminación que sufría con esta medida el profesorado y la asignatura de Religión, ha decidido recurrir la sentencia y seguir adelante con su idea de marginar al máximo esta posibilidad de elección que, constitucionalmente, tienen las familias asturianas.
Para el secretario general de FEUSO en Asturias, esta decisión “atenta contra el derecho fundamental de las familias y del alumnado a elegir la asignatura de Religión en condiciones de desigualdad e inequidad”. Al no existir una asignatura alternativa, como siempre ha reclamado FEUSO para reforzar precisamente algo que ven tan necesario como la educación en valores, el alumnado que no elige esta asignatura se va directamente a casa. Además, como denuncian desde FEUSO, “en los centros con transporte escolar, la discriminación es todavía más flagrante y excluyente, al quedarse fuera de ese servicio”.
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