23 de Diciembre por FEUSO, publicado en Madrid
La Ley Celaá, aprobada el 23 de diciembre tras su vertiginosa tramitación en el Congreso y en el Senado, no ha tenido en ningún momento la intención de abordar los problemas reales de la educación española. Sus únicos objetivos han sido partidistas e ideológicos. Por eso, la LOMLOE será tan solo la octava ley de educación, una más, otra ley efímera que no cuenta con el respaldo de una gran parte de la sociedad española. Así ha quedado demostrado en las numerosas protestas de las últimas semanas, con la recogida masiva de firmas y en las históricas manifestaciones con coches celebradas el 22N y el 20 de diciembre, donde casi dos millones de ciudadanos han exigido a la ministra la retirada de la que es ya, la peor ley educativa de la democracia.