Redes sociales en Internet. Mi mejor cara para mis amigos en la red

15 Enero

15 Enero 2010 por FEUSO | Noticias

El furor de los más jóvenes por Internet se centra en las denominadas “redes sociales”. Si el 78% de los internautas españoles está inscrito en alguna red social, en el caso de los de 15 a 20 años, la proporción es absoluta: 98%.

 

En su reciente obra “La alquimia de las multitudes”, Francis Pisani y Dominique Piotet aportan algunos datos de un estudio sobre el uso de Internet en EEUU. Según este informe, el 60% de los adolescentes no presta atención a las noticias, pero usa mucho más Internet que los adultos. Incluso las webs de noticias les aburren. Pero están encandilados por  las redes sociales,  entornos lúdicos donde los adolescentes se relacionan sin las trabas habituales: distancia, esfuerzo, horario, etc.

Tipos de redes sociales

Lo importante es la ampliación de la capacidad de comunicar que permiten estos medios. Durante el mes de julio, el Interactive Advertising Bureau (IAB) ha publicado un libro blanco sobre marketing interactivo orientado a “La comunicación en medios sociales”. En este documento, que ha contado con la colaboración de Google, Hi Media, Nielsen, Prisacom, Vocento y otras empresas del sector, se enmarca el concepto de “red social” dentro de otro más amplio: “medio social”, donde también entran blogs, foros, utilidades gráficas, mundos virtuales “y, en general, cualquier soporte que ofrezca a sus usuarios la posibilidad de generar un contenido susceptible de ser compartido”. Por tanto, “red o medio social” hace referencia más a un tipo de actividad dentro de Internet que a los sitios webs específicos que permiten ese uso determinado de la red.

Dentro de los medios sociales, los hay de diversos tipos: los medios de vertiente profesional (Linkedin, por ejemplo), las webs orientadas a búsqueda de pareja o “dating” (Match), las dedicadas a imágenes o vídeos (Youtube, Fotolog), los blogs, las redes y foros de aficiones concretas (voluntariado, deporte, música), los “microblogs” o agregadores de contenido (Twitter, Menéame), los chats o mensajes privados instantáneos (Messenger, Google Talk), y las redes sociales en un sentido más estricto (Facebook, Tuenti, MySpace, Hi5, Wamba, Sonico); es decir, aquellas webs destinadas a mandar mensajes y fotos entre los amigos, localizar nuevas amistades, etc. Estas últimas son las más populares, en especial entre los jóvenes; el líder es Facebook, con 250 millones de personas de todo el mundo dadas de alta.

Grados de privacidad

Entre Facebook, Tuenti o MySpace las principales diferencias estriban en el tipo de uso o privacidad que permiten, aparte de algunas herramientas que añaden más interactividad (chats, vídeos, salas de discusión, grupos de amigos, comentarios de fotos, avisos privados). Facebook ofrece a cada usuario escalar la privacidad a su gusto, de manera que sus datos o su “perfil” (ficha escueta dentro de la red) puede estar a la vista de todos los demás usuarios o bien sólo de los amigos. Dentro de las ventajas de Facebook o cualquiera otra red, un joven –lo mismo que un adulto– puede reforzar el contacto con su grupo de amigos, disponiendo de un tablón privado donde colocar mensajes, intercambiar fotos, organizar fiestas, o estar al tanto de las novedades de la familia y el instituto. Asimismo, el usuario de una red social puede enviar mensajes a su líder político o su músico preferido, mantener el contacto con antiguos compañeros o con aquella chica tan maravillosa que conoció el verano pasado.

Muchos políticos, comunicadores o empresarios se han dado cuenta de las oportunidades que les ofrecen las redes sociales. Por ejemplo, el libro “La crisis Ninja”, de Leopoldo Abadía, ha gozado de una rápida y fulgurante repercusión gracias a la gestión de comunicación que su propio hijo, Gonzalo, ha realizado por medio de blogs y de Facebook. Muchos autores de blogs o políticos emplean cruzadas las herramientas de Twitter, Menéame, Blogger o Facebook para promocionar sus campañas, sus libros o artículos. Por su parte, la marca de productos íntimos Tampax dispone de una web que permite la participación de las jóvenes. Dentro del foro se leen dudas, preguntas, respuestas y observaciones sobre relaciones sexuales, aborto, píldoras anticonceptivas, el periodo, etc., y el tono general muestra un nivel muy aceptable de sensatez, cordura y sensibilidad. Desde luego, sus opiniones resultan más cabales que las declaraciones de los políticos sobre esos mismos temas.

Cautela al darse a conocer

Mar Monsoriu Flor dedica a los riesgos de los medios sociales un capítulo de su “Manual de redes sociales en Internet”. Para empezar, hay un aspecto esencial que todo usuario de red social debe tener en cuenta, sobre todo si es joven y por su edad dispone de escasa experiencia o está más expuesto a altibajos emocionales. Si Facebook, MySpace o Tuenti son lugares idóneos para darnos a conocer, también son lugares donde debemos tener especial cautela a la hora de mostrar a terceros, recién conocidos o extraños datos sobre nuestra edad, nuestra apariencia física, correo electrónico, dirección postal, teléfono móvil, amigos, aficiones u otros aspectos relevantes. De esta forma, en primer lugar, si no tenemos cuidado sobre estos datos, corremos el riesgo de que lleguen al alcance de cualquier ciberpirata, gamberro o acosador sexual. Pero, en segundo lugar, ¿cómo valorará un joven su propia intimidad, si está a la vista de miles de desconocidos?

Monsoriu advierte precisamente sobre la proliferación de usuarios –tanto menores como mayores de edad– que “cuelgan” en las redes sociales fotos en las que aparecen desnudos o en actitud provocativa. De aquí puede pasarse a otro riesgo mayor, como la prostitución o la corrupción de menores. Mar Monsoriu afirma que “los niños y adolescentes (…) no muestran el más mínimo temor a lo que les pueda suceder como consecuencia de su actividad en las redes sociales”.

De cualquier manera, las redes sociales más importantes son empresas de clara vocación comercial, por lo que no pierden ojo de los abusos y, antes que nada, presentan el aviso de confidencialidad. Lo último que desean es perder usuarios o que se encuentren a disgusto.

Horas en la red

Aunque Monsoriu detalla otras amenazas (fraude electrónico, virus informáticos, páginas web de anorexia, bulimina o apología del suicidio, spam, suplantación de personalidad, secuestros) las más frecuentes son otras dos: banalidad y pérdida de tiempo. Las webs sociales pueden estar llenas de novedades diarias, con lo que casi sin darnos cuenta les podemos dedicar más tiempo del debido.

Diferentes encuestas reflejan la creciente aceptación de las redes sociales, a las que nos llegamos a conectar en tiempo de trabajo o estudio, lo que afecta de manera negativa a la productividad. En los casos extremos, se acaba por generar una adicción a la red social, que puede estar asociada a una distorsión grave de la realidad, dado que la web se convierte en un mundo más auténtico y significativo que el mundo de verdad.  Aunque la pérdida de tiempo en MySpace, Fotolog o Facebook es en sí misma una banalidad, el tipo de actividad y el lenguaje empleado de muchos usuarios, en especial jóvenes, puede llevar a  una deformación de la actitud: sólo les interesa lo que parezca entretenido en Internet, mientras que el mundo real resulta mucho menos interesante. Ahí acecha el riesgo de narcisismo, como apunta Mark Bauerlein, autor de un libro sobre la era digital y  los jóvenes americanos. Según Bauerlein, para muchos  adolescentes la única noticia que merece la pena siempre se titula “Yo y cómo me siento ahora”, y con tal fin usa toda la tecnología a su disposición.

En los blogs se estilan los textos cortos, y en los SMS y Twitter no se escriben más de 140 ó 165 caracteres. Es de sobra conocido que uno de los efectos de esta manera de comunicarse es el empobrecimiento del lenguaje, así como la pérdida de la sutilidad, la constancia y los detalles. Frente a este panorama, los profesores y padres tienen el reto y la obligación de hacer que los jóvenes sientan atracción por el dominio del idioma, el matiz del diccionario y la ampulosidad de la gramática. No olvidemos que el lenguaje bien usado les permitirá expresarse mejor, relacionarse con mayor hondura y conocer con precisión los propios sentimientos.

José María Sánchez Galera

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