5 de Octubre, Día Mundial de los Docentes. La recuperación empieza por los docentes

05 Octubre

05 Octubre 2010 por FEUSO | Noticias

El 5 de Octubre se celebra el Día Mundial de los Docentes. Se trata de una oportunidad para reivindicar el papel fundamental que realizan los docentes para construir un mundo mejor. La realidad laboral y salarial de los docentes es muy desigual. Por eso también este día es una magnífica ocasión para pedir a los Gobiernos y a las instituciones relacionadas con la educación que mejoren sus políticas educativas para convertir al profesorado en el centro de la educación.


Sin embargo, en España y en otros muchos países, vemos cómo la crisis económica está repercutiendo directamente en sus salarios, con ilegales e injustos recortes que demuestran cómo las condiciones sociolaborales del profesorado no son ninguna prioridad.
El Día Mundial de los Docentes se viene celebrando cada 5 de octubre desde 1994, año de su instauración por la Unesco. Tiene como objeto movilizar apoyo para los docentes y garantizar la atención de las necesidades de las generaciones futuras. En el Día Mundial de los Docentes, cientos de miles de estudiantes y padres, provenientes de todo el mundo, rinden homenaje a todos los docentes afectados, directa o indirectamente, por grandes crisis. Ya sea a raíz de catástrofes naturales, como los terremotos de Haití y China, o de la crisis económica mundial que en el último año ha azotado a muchas economías desarrolladas, los docentes y personal del sector de la enseñanza tienen un papel fundamental en la reconstrucción social, económica e intelectual de los países afectados.

Cuidar al profesorado

Reproducimos a continuación una noticia publicada en la agencia ACEPRENSA que se hace eco de un artículo publicado en The Wall Street Journal y que tiene que ver con la importancia del profesorado en los centros educativos.

Deborah Kenny es la fundadora en Estados Unidos de las Harlem Village Academies, un grupo de charter schools –escuelas financiadas con dinero público pero autónomas– que está sorprendiendo a propios y extraños en Nueva York por sus excelentes resultados. ¿Su fórmula? Cuidar primero a los profesores. Así lo explica en un artículo publicado en The Wall Street Journal (22-09-2010).

Deborah Kenny piensa que la enseñanza no puede mejorar si no se eleva la calidad del profesorado. Para atraer y mantener un profesorado de calidad la clave está en el ambiente del centro. “Cómo se siente la gente en el trabajo, cómo es tratada y los valores que manifiestan sus colegas, determinan el calibre de los trabajadores que atrae una organización”, escribe Kenny. “Cuando el ambiente de una escuela impulsa a los profesores a ofrecer lo mejor de sí mismos, la vida de los estudiantes cambia”.

Empatía que no es mero “buen rollo”, sino que se debe manifestar en tres aspectos concretos. El primero de ellos es la confianza en el profesor; confianza que lleva a que sean ellos quienes, por ejemplo, elijan los libros de texto que quieren utilizar en las aulas, o a que se respeten los diversos modos de impartir las clases propios de cada profesor. Deborah Kenny está firmemente convencida de que esta confianza genera responsabilidad en los docentes y que esta responsabilidad se acaba contagiando a los estudiantes.

Un segundo factor es el trabajo en equipo, entendido en un sentido no estrictamente curricular: “los gestos de camaradería […] hacen a nuestros trabajadores más felices y más productivos”. Si además de alumnos técnicamente cualificados, quieres formar buenas personas, la relación cordial entre los docentes es básica.

El tercer pilar de estas instituciones es la formación continua del profesorad para lograr un nivel intelectual alto; y no solo a través de cursos o seminarios, sino principalmente gracias a la ayuda de los demás docentes, aprendiendo de ellos metodologías de aula diferentes. La interdisciplinariedad como método de renovación pedagógica. “La única manera de mejorar la escuela pública es conseguir un ambiente en nuestros colegios que atraiga al talento”. Este es el objetivo que subscribiría cualquier escuela del mundo. Para llegar a él, en las Harlem Village Academies han encontrado su propio camino: cuidar al profesor.

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