18 Mayo
18 Mayo 2017 por FEUSO | Enseñanza concertada
Una representación de la Federación de Enseñanza de USO estatal y de FEUSO-Madrid acudió el 18 de mayo, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, al acto de celebración del 40º Aniversario de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE). Durante el acto, al que acudió una nutrida representación de toda la comunidad educativa, se repasaron los años de historia de esta organización patronal y se recordaron algunos momentos emblemáticos de la historia de CECE y sus principales protagonistas. Desde FEUSO, felicitamos a la CECE por este Aniversario y este Acto que sirvió también para reconocer la labor desarrollada en estos años por la mejora de la educación.
Reproducimos a continuación un resumen de la intervención de Antonio Amate, Secretario General de FEUSO, en este Acto.
“Desde la Federación de Enseñanza de USO, queremos felicitar a la CECE en su 40º Aniversario y, a la vez, transmitir nuestro reconocimiento sincero a la labor desarrollada durante estos “muchos años” como organización patronal en su triple dimensión, la de “sindicato” de empresarios, la institucional y la laboral (…).
En la dimensión institucional, como compañero de muchas “batallas” por defender el modelo educativo que reivindica la pluralidad en las escuelas frente a quienes defienden el monopolio educativo del Estado bajo sus diversos camuflajes argumentales. Frente a quienes pretenden la imposición de la ideología dominante en cada momento como ideario educativo para todos. Y frente a quienes hacen de la política una herramienta para “su” transformación social particular; hablando en plata, para manejar la vida de la gente, ninguneando a la sociedad civil, las libertades civiles y los derechos fundamentales de las personas, como es el caso, por ejemplo, que los padres puedan educar a sus hijos en la escuela de su preferencia, y en condiciones de gratuidad y de calidad equivalentes en toda la red de centros sostenidos con fondos públicos.
En la otra dimensión, la laboral, como oponente en otras muchas batallas. Me refiero a la gestión del conflicto, habitual e inevitable entre empleadores y trabajadores. Creo personalmente en el papel pacificador del conflicto que tienen tanto la patronal como el sindicato. Ambos son instituciones laborales que las constituciones democráticas y el pensamiento político consideran esenciales en la sociedad moderna y que “trabajan” en el contexto de relaciones indiscutiblemente conflictivas, pues las condiciones de trabajo y las dinámicas de la empresa se determinan, en ocasiones, mediante una contraposición de intereses que son vitales para cada una de las partes.
La actitud más generalizada en la actualidad, a la que contribuimos todos, y también particularmente CECE, es la del enfrentamiento concertado. El enfrentamiento se considera inevitable, y se hace efectivo, pero se reconduce a una situación “civilizada” en la que se busca, vía negociación, lograr una concertación, es decir, una confrontación ordenada y reconducible en la que cada parte muestra sus razones, pero no absolutizándolas, de modo que se busca una salida, una solución consensuada y hecha efectiva por un mutuo “toma y daca”, en el que todos obtengan parte de lo que quieren sin que nadie se vaya con las manos de vacío. Éste es el núcleo de la negociación colectiva contemporánea.
Por último, quiero aportar una reflexión personal desde mi experiencia a cerca de un elemento fuertemente distorsionador de la relación entre empleadores y trabajadores tanto a nivel macro como a nivel micro, una idea muy presente y arraigada en la conciencia individual y colectiva de nuestro tiempo, y que desgraciadamente es la fuente permanente de conflictos dañinos, a la que tenemos que hacerle frente juntos. Bauman lo expresa de manera inmejorable cuando afirmaba que "en el mundo actual, todas las ideas de felicidad acaban en una tienda". O como también decía desde las antípodas geográficas e ideológicas el expresidente de Uruguay José Mujica: “la vida no puede consistir tan solo en ganar dinero para comprar”. Este ideal de felicidad ha corrompido a muchos, tanto poderosos como sencillos, y está siempre en el origen de tantas decisiones egoístas que socavan la vida en libertad, en convivencia solidaria y colaborativa, en el mundo del trabajo, en la política, y en tantos espacios donde es necesario apostar una y otra vez por lo “nuestro” por encima de lo “propio”, y en la consideración del “otro” como un bien para hacer posible y disfrutar juntos de los proyectos compartidos que necesitamos. La educación de calidad, libre y plural de todos y para todos es uno de ellos.
Termino como empecé. Muchas felicidades y, enhorabuena por la obra buena llevada a cabo”.