04 Junio
04 Junio 2013 por FEUSO | Profesorado de religión
Estamos asistiendo en los últimas semanas a una proliferación de declaraciones, notas de prensa, campañas etc. contra la enseñanza religiosa en la escuela. Por cierto, con algunos datos sospechosamente erróneos. Dicen defender la escuela pública, pues bien vale una reflexión sobre si la están defendiendo, o si, con su aparente defensa, acabarán perjudicando un modelo público que goza de un merecido prestigio.
Según los datos, un 70% de alumnos cursan la asignatura de Religión. Es decir cada año la mayoría de padres e hijos optan (porque es y va a seguir siendo una opción libre) por esta asignatura. Imaginemos por un momento que desaparece la Religión de la escuela pública, y un porcentaje de esos padres decidieran inscribir a sus hijos en un centro donde sí se oferte. Basta con hacer una campaña o incluso sin ella y podemos tener que en los próximos años la escuela pública puede ir perdiendo alumnado que en muchos centros puede suponer pasar de 3 líneas a 2, por ejemplo. Es decir menos plantilla, menos recursos, grupos más numerosos...
¿Han pensado estas organizaciones que llevan estas campañas contra la enseñanza religiosa en la escuela, las consecuencias que se pueden derivar a futuro, de unos padres que puedan tomar esas decisiones? ¿Son conscientes que los padres e hijos, hacen un ejercicio en libertad y que los de la campaña, aunque dicen representarlos, en realidad en este tema van en otra dirección?. ¿ A qué es debido tanto empeño en afirmar que un estado laico significa que no haya religión en la escuela? Por cierto, el Estado Español es aconfesional y eso significa respeto por todas las confesiones religiosas, también en la escuela.
En estos días resulta bochornoso ver en algunos centros públicos carteles o folletos donde hablan contra la asignatura de religión y su profesorado, y por extensión, contra los padres y alumnado de esos mismos centros. Nos preguntamos si apelando a la libertad de expresión, se permitiría que otros colectivos pusieran carteles similares pero contra los profesores y la enseñanza de informática, historia, euskera, o cualquier otra asignatura. Por cierto, el profesorado de religión es un docente con una capacitación profesional al menos igual a la del resto del profesorado.
La escuela debe formar personas libres, capaces de conocer y comprender toda la realidad y ahí, como nos lo demuestran la inmensa mayoría de los sistemas educativos europeos, la religión también tiene algo que decir, como asignatura, con contenido, con rigor, en libertad. Es decir, como se viene dando desde hace muchos años.