24 Febrero
24 Febrero 2021 por FEUSO | Profesorado de religión
En el día de hoy, convocados por el Ministerio de Educación, nos hemos reunido por videoconferencia USO y el resto de las organizaciones para valorar la situación en la que queda la asignatura de religión y su profesorado tras la aprobación de la polémica LOMLOE.
Desde USO, hemos insistido una vez más en defender la libertad de enseñanza, exigiendo que la asignatura de Religión, demandada año tras año por miles de familias, tenga una configuración digna, un encaje normalizado en el currículo y que se imparta con un horario mínimo de dos horas semanales por curso. Igualmente, desde USO hemos vuelto a reclamar la necesidad de mejorar la situación laboral del profesorado con el objetivo de conseguir una mayor estabilidad laboral y una seguridad jurídica que les permita desarrollar su actividad docente en igualdad de condiciones que cualquier otro profesor de la escuela pública.
La posición del Ministerio de Educación ha quedado clara desde el principio. No tienen el más mínimo interés en la asignatura de Religión y mucho menos en su profesorado. Hemos recibido con sorpresa y decepción la declaración del Ministerio de que la convocatoria de esta reunión se ha llevado a cabo únicamente por “cortesía” ante la insistente demanda de las organizaciones sindicales.
También han expresado con claridad que no tienen ninguna intención de constituir una mesa de negociación (como sería necesario); que el Real Decreto 696/2007, regulador de las condiciones laborales del profesorado de Religión, no se modificará. El Ministerio excluye al profesorado de Religión de la posibilidad de impartir la nueva asignatura de Cultura de las Religiones y lo relegará exclusivamente a la asignatura confesional.
Lamentamos que el Ministerio de Educación siga enrocado en una actitud de total negación del diálogo con la comunidad educativa, tal y como hemos podido comprobar durante la tramitación de la LOMLOE, y que deje a la suerte de las Comunidades Autónomas el futuro del profesorado y la asignatura de religión, poniéndose de lado en su responsabilidad como Administración estatal.