29 Abril
29 Abril 2009 por FEUSO | Profesorado de religión
Artículo de Fernando Jorajuría, de FEUSO-Navarra, sobre la situación actual en la que se encuentra la alternativa a la asignatura de Religión. Como se dice en el artículo, “no es de recibo devaluar una asignatura para perjudicar a otra”.Leyendo la prensa de estos días, aparece una referencia a unas jornadas laicas que se están celebrando en Cantabria. Una de las ponencias es una propuesta práctica para la alternativa de Religión en la escuela, ya que según la Plataforma Laica, organizadora de las jornadas, las alternativas actuales a las clases de religión son una "pérdida de tiempo”. Proponen que la alternativa aborde valores universales, de convivencia, respeto, solidaridad, entre otros. ¡Pues muy bien!, aunque esta propuesta no es novedosa. Ya antes de la entrada en vigor de la LOGSE ( 1990) existía la posibilidad de que el alumnado optara por la enseñanza de Religión o por la asignatura de Ética.
Los que en aquella época ya impartíamos clase, recordamos que era un modelo equilibrado, justo y con seriedad académica para todos. Pero parece que ese modelo se lo quisieron cargar los gobernantes de la época, y optaron por vaciar de contenido a la alternativa de Religión, que pasó a llamarse AEO, en definitiva a rebajarla académicamente. El lector se preguntará qué ganó la Educación con esa propuesta, pues hay que responder que ganó conflictos y malestar en unos y en otros, entonces y ahora. De fondo, no nos olvidemos, había una idea: si no podemos quitar la Religión de la escuela, ya que es legal su presencia y tiene una gran demanda social, pongámosle zancadillas sucesivas para que poco a poco vaya desapareciendo. Ignorando de paso, los efectos laborales y personales de esa estrategia para los docentes que imparten esta enseñanza. A pesar de que esas zancadillas, dentro y fuera de los centros, han sido muy fuertes, lo cierto es que la demanda de enseñanza religiosa en la escuela sigue siendo legal y mayoritaria.
Veamos cuál es al panorama actual en las diferentes CC.AA. de la asignatura alternativa a Religión. Hay centros y profesorado que se lo toman en serio y tienen un programa, que trabajan, aunque como no se suele regular adecuadamente su contenido, esas horas se pueden utilizar también para mejorar otras materias como inglés, matemáticas..., incumpliendo en estos casos posiblemente la legalidad vigente; en algunos centros no se hace nada, o deja tiempo de estudio, o se ven películas una tras otra y sin criterio, o se van a casa...
Apelemos una vez más al rigor y a la seriedad académica. No es de recibo devaluar una asignatura para perjudicar a otra; es necesario que todo el alumnado reciba una buena formación que le ayude a vivir en sociedad. Busquemos ese equilibrio, que ya existió en su momento, que posibilite el derecho que recoge la Constitución en el artículo 27, de recibir la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con las propias convicciones y que, así mismo, facilite que aquellos que no optan por la enseñanza religiosa puedan abordar seriamente valores universales, de convivencia, respeto, solidaridad, entre otros.
Fernando Jorajuría Zabalza
FEUSO-Navarra