5 DE OCTUBRE, DÍA MUNDIAL DEL DOCENTE. ELOGIO DEL COMPROMISO

05 Octubre

05 Octubre 2007 por FEUSO | Noticias

El 5 de Octubre se celebra el Día Mundial del Docente. No se trata de un día más. En todo el mundo, los docentes adquieren este día un especial protagonismo que debe contribuir a que la sociedad conozca y valore como se merece el trabajo que desempeñan en todo tipo de escuelas y centros educativos, en las grandes ciudades y en aldeas perdidas, en barrios marginales y en países donde las condiciones laborales y profesionales de los docentes sufren una tradicional y vergonzante marginación.

Más que nunca, merecen una especial atención los docentes que desarrollan su trabajo en lugares donde la educación de los niños y niñas no ocupa el lugar que le corresponde, con docentes que viven entregados a su profesión con unos presupuestos escuálidos, unas jornadas laborales inhumanas y unos salarios irrisorios. También hay que acordarse de aquellos docentes que tienen que impartir clases en países sometidos a dictaduras, donde los docentes son considerados una herramienta más del proceso de adoctrinamiento de la sociedad. Aunque en Europa se ha avanzado en los últimos años en las condiciones laborales de los docentes y en el lugar que ocupa la educación en las preocupaciones sociales, no ocurre lo mismo en tantos y tantos sitios en todo el mundo donde todavía los niños se educan con unos medios materiales y humanos tercermundistas. En primer lugar, nuestro apoyo a estos docentes, que merecen un reconocimiento mayor por parte de sus gobiernos y de los organismos internacionales que fomentan la educación.

 Pero tampoco conviene reducir el homenaje a los docentes a situaciones insólitas o exóticas, aunque sean por desgracia más habituales de lo que nos gustaría. También aquí, en nuestro país, en nuestra realidad social, miles y miles de docentes en todo tipo de centros –públicos, concertados y privados- trabajan todos los días para construir una sociedad más igualitaria, más justa, más humana. Los docentes del siglo XXI mantienen vivas sus ilusiones de formar ciudadanos responsables, independientes, autónomos, que tengan aprecio por la sabiduría y por el conocimiento y que se sientan solidarios con los problemas que tienen a su alrededor. Sin embargo, estos cometidos no son fáciles de llevar a la práctica. Es cierto que las leyes de educación (y en nuestro país estamos muy acostumbrados a conocer cada dos por tres nuevas leyes educativas) contienen muchas dosis de idealismo en este sentido, planteando situaciones idílicas y condiciones de trabajo que sólo existen en el País de las Maravillas.

Como bien saben los docentes, existe mucha distancia entre los deseos y la realidad. Y los políticos responsables de la educación deberían estar mucho más pegados a la realidad para buscar soluciones eficaces –y no propagandísticas- con el fin de rebajar las altas cifras de fracaso escolar y conseguir que los docentes del siglo XXI puedan desarrollar sus importantes funciones en un clima mucho más beneficioso para los alumnos. Es cierto, a nadie se le escapa, que han cambiado muchas cosas en la sociedad española en los últimos decenios y que los docentes debemos adaptarnos de alguna manera a una nueva realidad social. Sin embargo, estos cambios no pueden ser la excusa para rebajar el papel prioritario de los docentes. En muchos sitios, las inversiones en medios materiales (ordenadores y aulas de informática, laboratorios, polideportivos...) no va acompañada de inversiones también en acuerdos y planes de mejora de las condiciones laborales de los auténticos protagonistas de la educación.
El Día de los Docentes debería servir para que los responsables de las Administraciones Educativas y las patronales de centros de enseñanza perciban que la única manera de formar ciudadanos capaces de transformar esta sociedad es mejorar la inversión en el capital humano encargado de llevar a la práctica estas ilusiones: los docentes. Si no se hace una apuesta valiente por mejorar sus condiciones sociolaborales, todas las reflexiones sobre el trabajo de los docentes, su prestigio y su trascendencia nos suenan a música celestial.
 

Adrián Martín Sánchez
Secretario General
Federación de Enseñanza de USO.-

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