“Pero, profe, esto, ¿para qué sirve?”

26 Junio

26 Junio 2008 por FEUSO | Noticias

Seguro que muchos docentes conocen la frasecita que encabeza esta crítica. La repiten por activa y por pasiva unos alumnos, más de los que cabía esperar, que no tienen el más mínimo interés por aprender y que, sin embargo, se toman las clases como un divertimento para pasar el rato, y además gratis. Nada les interesa a estos alumnos y, sin embargo, con las estrategias educativas actuales tampoco parece que se vaya a remediar nada.

Ahí están los resultados, el ambiente, la realidad con la que día a día se encuentran miles y miles de docentes. Y mientras tanto los políticos, que son los que diseñan las leyes de educación, siguen empeñados en convertir las aulas en una cosa muy distinta a la que debería ser y lo que los profesores demandan. Como parafrasea con acierto el autor de El profesor en la trinchera: “decía Marx que cuanto más libre es el Estado menos libre es el ciudadano”. Y esto se está cumpliendo en la educación española: cada vez más, todo depende del Estado, también la libertad.

“Este texto –escribe su autor en la introducción- pretende ser un diagnóstico de la situación actual de la enseñanza media en España a través de las escenas que, a diario, pueden presenciarse y vivirse en sus aulas, ofreciendo el panorama con el que cada día se encuentran los profesores”. Su autor, José Sánchez Tortosa, escritor y profesor de Filosofía, cuenta con sobrada experiencia para saber de lo que escribe, lo que se nota en su estilo y en los ejemplos que salpican el libro. Su diagnóstico no se limita a la descripción de lo que está pasando ahora en las aulas, de manera epidérmica, buscando un sensacionalismo que suele tener muy buena acogida en los medios de comunicación. Sánchez Tortosa va más allá: intenta profundizar en la huella que una educación como la actual imprime en los alumnos, incapacitándoles intelectualmente para tantas cosas. Para él, a los alumnos actuales “les faltan numerosas claves culturales esenciales para entender el mundo y sus manifestaciones”. La total ausencia de referentes les lleva a ser esclavos de los tópicos, de lo que se dice en la tele y en los medios de comunicación, de lo políticamente incorrecto. Peor aún, incluso se les alimenta, sin base alguna, un rechazo hacia cuestiones de vital importancia, que los alumnos pueden llegar a considerar como un vicio reaccionario. Por eso, Sánchez Tortosa, con acierto, define a los alumnos actuales como “consumistas contra el consumo, capitalistas contra el capital”.
 El análisis de Sánchez Tortosa coincide con el que ya han hecho otros autores, muchos de ellos profesores, que han mostrado su descontento con el estado actual de la educación, sin que las leyes educativas últimas, de manera especial la LOE, hayan rectificado para nada el rumbo errático que ya se anunciaba desde la aprobación de la LOGSE. En este sentido, El profesor en la trinchera comparte muchos argumentos que ya aparecían en Panfleto antipedagógico, de Ricardo Moreno; Los limites de la educación y La secta pedagógica, de Mercedes Ruiz Paz; Crónica de un profesor de secundaria, de Toni Sala; y La educación en peligro, de Javier Orrico, libros, entre otros, que han tenido una excelente cogida especialmente entre los docentes, que se han identificado con la radiografía que hacen de la realidad educativa. Para Sánchez Tortosa, y selecciono sólo una cita para mostrar su sentido crítico con lo que se dice en las leyes, “la fe en la espontaneidad del niño para aprender es una ingenuidad que olvida que la tendencia biológica, la inercia de nuestra naturaleza, es la de no someterse al esfuerzo y la disciplina que el estudio e todos los casos precisa”.

Hay muchas reflexiones interesantes en el libro de Sánchez Tortosa y que seguro compartirán aquellos docentes que quizás también se encuentren desorientados ante el desquiciado ambiente que se vive en muchos centros de enseñanza. Pero las consecuencias de esta apoteosis de la mediocridad ya se pueden ver, no hace falta esperar años para ver los resultados (en este sentido, además, los informes nacionales e internacionales como PISA están poniendo las cosas en su sitio, aunque los políticos se empeñan en mirar para otro lado): “al estudiante cobarde le asusta la soledad del conocimiento y la inseguridad de la libertad y prefiere volver a la oscuridad de la ignorancia donde se sentirá arropado por sus colegas esclavos”.

Este ambiente no ha surgido así de pronto. Por un lado, la sociedad manifiesta inequívocos síntomas de enfermedad, sobre todo en lo que se refiere a cómo educar a sus ciudadanos; por otro, la familia parece haber claudicado ante este ambiente y se limita a fabricar hijos déspotas y caprichosos. En este panorama, los profesores también parecen haber perdido su sitio; ya no se sienten modelo de nada y, además, padecen una crisis de autoridad que ya tiene peligrosas consecuencias, como describe el autor: “un aula de secundaria es una batalla campal en la que el profesor queda relegado casi siempre al papel de mero observador de la OTAN sin la cobertura de los cascos azules, al menos hasta que los guardias jurados entren en las aulas, que todo se andará”.

No es el propósito del autor lanzar sin más soflamas apocalípticas sobre el mal estado de la educación española. Quiere describir y profundizar. Su diagnóstico parece bastante acertado.

El profesor en la trinchera
José Sánchez Tortosa
La Esfera. Madrid (2008)
176 págs. 18 €.

 

Back to top