Los peligros del “acoso familiar”

19 Febrero

19 Febrero 2019 por FEUSO | Noticias

La familia es un sistema dinámico que intenta preservar su equilibrio como sea. Así, en determinados momentos puede dirigir toda la agresividad del grupo hacia uno de sus integrantes como «mal menor» para liberar al resto. Si existe un chivo expiatorio causante de todos los males, alguien culpable de que la familia sea infeliz o de que las cosas no vayan bien, los demás quedan libres de responsabilidad. ¿Se sacrifica a uno por el bien de los otros? Esto no significa que la familia se haya reunido para decidir algo tan terrible. Ocurre poco a poco. La víctima se convierte en víctima progresivamente, y los maltratadores, progresivamente, en verdugos. El clima familiar se vuelve tóxico y acaba contaminando a todos.

El «mobbing familiar» es similar al mobbing laboral. Lo que cambia es el escenario donde se da y el hecho de que hay implicados familiares en el papel de consentidores. No obstante, es mucho peor el mobbing familiar porque, donde se supone que uno debe ser protegido, acogido, amado y potenciado es, precisamente, donde encuentra violencia, rechazo, odio y aislamiento, muchas veces de forma camuflada e indirecta.

Los acosadores

Los acosadores son personas frustradas, impotentes y con vacíos en su propia vida. Generan grandes cantidades de basuras emocionales que vuelcan en el acosado como si este fuera un vertedero. No siempre generalizan su papel de acosadores a otros contextos. Fuera de la familia son capaces de mantener una máscara de mesura y dignidad, pero, alejados de miradas de extraños, se ensañan con alguien más débil. El coto cerrado de la familia los puede mantenerse protegidos durante mucho tiempo y, a veces, durante toda su vida. Allí se les tolera lo intolerable y se les permite un nivel de agresividad y ensañamiento que sería totalmente castigado en el foro social.

Tipos de acosadores

  • Personas narcisistas y envidiosas que no toleran que nadie más sobresalga en la familia.
  • Personas con impotencia afectiva que obtienen el poder ejerciendo presión sobre los más débiles hasta hundir su autoestima.

Crueldad, falta de empatía y egocentrismo. Toda la energía que esta persona no ha aprendido a dirigir de forma creativa es invertida en destruir a otro. A veces se hace muy sutilmente, soltando comentarios solapados, incisivos y difíciles de rebatir y que van minando su prestigio dentro del grupo familiar.

A veces quien acosa es todo el grupo familiar. Es una familia patológica que se mantiene en equilibrio gracias a que existe un depósito de toda la ira y la frustración individual y grupal. El maltrato puede darse durante toda una vida. Es la toxicidad máxima y el deterioro moral más terrible al que puede llegar una familia. Se convierte justo en lo contrario de su esencia: el lugar de acogida y amor se transforma en un campo de tortura y destrucción.

Los consentidores

No siempre acosa toda la familia. A veces solo lo hace una persona. Pero los demás lo consienten. Los consentidores son corresponsables de esta situación y se convierten también en maltratadores porque, con su silencio y pasividad, permiten la destrucción, a veces lenta y progresiva, de un familiar a quien deberían cuidar y proteger. Los consentidores se van deteriorando moralmente. Por miedo a los acosadores, por miedo a que si se oponen sean ellos los maltratados, por miedo a perder lo que -por malo que sea-, les ofrece esta familia… no hacen nada. Sus miedos les devoran y su pasividad les vuelve cómplices.

Síntomas de que existe mobbing familiar

El mobbing familiar se puede observar en forma de comunicación verbal y no verbal: insultos, desprecios, fustigación -gritos, burlas, faltas de respeto-, reproches, y crítica negativa; invasiones territoriales, de intimidad, coacciones; muecas, risitas, alejamiento físico… Progresivamente, se va dejando al otro sin margen de maniobra, y sin lugar en el grupo.

En otros casos, ya no se trata de lo que se hace sino de lo que no se hace. No se reconoce la existencia del otro, se le ignora, no se le habla, se le pasa por alto, no se le tiene en cuenta, o se le olvida. Se le hace el vacío familiar. Es el abandono emocional más absoluto y terrible. Como si el otro no existiera, como si fuera un fantasma.

Los efectos sobre el acosado

  • Indefensión.
  • Complejos psicológicos diversos.
  • Autoconcepto deformado.
  • Integración de los mensajes negativos recibidos.
  • Inhibición.
  • Autoagresión.
  • Baja autoestima.
  • Depresión.

En su desesperación, quizá busque el amor en lugares equivocados y con personas equivocadas. Será especialmente sensible a quienes le presten cierta atención y le den afecto y acogida. Correrá el riesgo de construir relaciones de dependencia con quien le trate bien porque tiene una gran necesitad de contacto humano positivo.

Puede mostrar conductas compulsivas para llenar su vacío afectivo: descontrol alimentario, acaparar objetos o cosas…

Opciones

El maltratado tiene cuatro opciones claras:

  1. Agredir: Entrar en lucha puede acabar convirtiendo a alguien, equilibrado inicialmente, en una persona agresiva que vuelca su agresividad hacia sí mismo, hacia su familia y hacia la sociedad.
  2. Rendirse: Rendirse supondrá el autodestierro.
  3. Irse: Irse, cuando aún se es capaz, o cuando se recibe ayuda para hacerlo, es preceptivo. Nunca debemos dejar de ser nosotros mismos a fin de ser aceptados.
  4. Reforzar sus recursos personales y revertir la crisis en una oportunidad para crecer. Es lo más complicado de hacer. Cuando alguien decide quedarse, pero no quiere enfermar deberá realizar un intenso trabajo de crecimiento personal. Cambio de estrategia. Una crisis siempre puede ser una oportunidad para mejorar si encontramos la dirección de crecimiento adecuada.
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