Los datos del curso pasado elevan la cifra del fracaso escolar en España a más de un 30% del alumnado. Lejos del catastrofismo, no podemos sentirnos muy optimistas con respecto al papel esencial que nuestro sistema educativo debería jugar en una situación económica tan delicada, pues una población con un alto nivel cultural y una gran cualificación intelectual y técnica sería el activo más valioso del país para afrontar los retos que una sociedad moderna y globalizada están exigiendo.
La sociedad en su conjunto y el mundo educativo en particular no deberían perder de vista que es el fracaso escolar, y no otros temas, el problema central que deberían concentrar todos nuestros esfuerzos y nuestra creatividad. En esto consiste la verdadera calidad y equidad de un sistema educativo.
Este nuevo curso escolar 2008/2009 continua la progresiva implantación de la LOE, que afecta este año al Bachillerato, a la Educación Primaria y a la ESO. Como consecuencia de esta implantación, se generaliza este año, con sus distintas denominaciones, la asignatura de Educación para la Ciudadanía, problemática y polémica. Las objeciones de conciencia hacia la asignatura son un dato que el MEPSYD no debería esquivar amparándose exclusivamente en el marco legal y negando el problema político que representa. Un gobierno es legítimo al ganar las elecciones generales. Su política se legitima día a día si mira hacia el interés general y busca el máximo consenso y la integración de todos los ciudadanos: hay que gobernar para todos.
También se inicia el curso escolar con la habitual artillería de algunos colectivos educativos contra la enseñanza concertada: “la culpable –dicen- de los males que afligen al sistema educativo español y particularmente a la escuela pública”. Desde la Federación de Enseñanza de USO insistimos en priorizar los derechos de todos los alumnos, sin importar el tipo de centro en el que estén escolarizados, dando a cada cual los medios que necesita para alcanzar sus objetivos. Un aumento del gasto educativo hasta llegar al 7% del PIB (estamos sólo en el 4,1%) y una mejor gestión de los recursos disponibles en estos tiempos de crisis deberían bastar para mejorar tanto la situación general de todos los centros educativos como las condiciones sociolaborales de sus trabajadores. Hay que respetar la libertad de los modelos educativos, promoviendo una eficaz complementariedad, que debe manifestarse en iguales presupuestos, medios materiales y humanos, salarios, jornada y responsabilidades.
El Bachillerato LOE inicia su andadura con la nueva fisonomía que el MEPSYD le ha dotado para “facilitar” unas cifras mejores en la evaluación final positiva del alumnado. Los problemas organizativos que se plantean a los centros son importantes. La concertación generalizada de esta etapa debería ser una consecuencia inmediata para la Administración, que no puede pedir más por lo mismo, y que debería tener presente que “la educación de calidad se basa en el principio de igualdad en el acceso y no en la capacidad de pago de cuotas de matriculación”
El incremento de plazas gratuitas en la etapa de 0 a 3 años debe seguir progresando por todas las vías posibles, ya sea por la nueva creación de plazas públicas o por la concertación de plazas privadas para facilitar la universalidad del acceso a estos centros que deberían tener un marco legal estatal garantizando su carácter educativo.
También va a ser un año importante para el futuro de la Universidad. La implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (Bolonia) está provocando más problemas de los previstos, sin que veamos, por ahora, respuestas que nos convenzan. Y es que la aparición del Ministerio de Universidades y la nueva configuración del Ministerio de Educación no están contribuyendo, precisamente, a determinar responsabilidades y clarificar posiciones. Esperemos que estos desajustes tengan una pronta solución.
FEDERACIÓN DE ENSEÑANZA DE USO
Madrid, 11 de septiembre de 2008